Lo dijo la mamá de la joven de 18 años asesinada la noche del sábado en su casa de Villa G. Gálvez. Por el caso está preso Fernando, de 21 años, su pareja

No sabemos porqué la mató, pero queremos que la muerte de Tamara no quedé impune". Así lo dice Graciela, la mamá de Tamara Ayelén Merlo, la piba de 18 años asesinada el sábado a la noche en barrio La Esperanza de Villa Gobernador Gálvez en un caso que parece tener todos los condimentos de un crimen agravado por la violencia de género. Por el hecho está detenido y con prisión preventiva Fernando G., de 21 años y concubino de la muchacha, a quien el fiscal Florentino Malaponte le imputó el homicidio en una audiencia pública realizaa la mañana del lunes.

En primera instancia el acusado le dijo a la policía que Tamara había sido baleada por "dos encapuchados" que les dispararon cuando juntos regresaban a su casa desde un cumpleaños. Pero sentado en el banquillo de los acusados, declaró que estaba manipulando un arma y que se le escapó el disparo que hirió mortalmente a su pareja. Por eso quedó acusado de homicidio agravado por el vínculo en concurso real con portación de arma de fuego.

Empezar a entender

"Ahora me queda hacerme fuerte por mi nieto, que todo el día pide por su mamá llorando", contó Graciela, bajo cuyo cuidado quedó Crio, el pequeño hijo de Tamara.

Y agrega acongojada: "Ahora nos vamos enterando de cosas que Tamara nunca nos contó. Nunca pensé que él le pegara. Hubo veces que ella llegó a mi casa con moretones, pero como ella sufría de HIV desde que era bebé y tuvo problemas de plaquetas, era normal que se le hiciera un moretón por cualquier cosa. Ahora nos enteramos que ella le venía contando a una de sus primas que él le pegaba, que la echaba de la casa y le tiraba la ropa a la calle, que era violento", explicó ayer la mujer a este diario.

"Cuando estábamos en el hospital Fernando me llamó y me dijo: «Vení Graciela, perdoname». Yo le decía: «¿Por qué me decís eso Fernando? ¿Que culpa tenés vos? ¿Qué paso? ¿Tuviste problemas con alguien?». El me dijo pasaron encapuchados y tiraron. Yo le preguntaba si le había visto la cara a alguno. Le decía, le tenés que haber visto la cara a alguno. Y el seguía con lo mismo. Lloraba y decía: «¿Y ahora cómo le voy a decir a Ciro?» Recién ahora estoy hilando todo lo que me dijo", explicó Graciela.

Fernando es uno de cuatro hermanos y hasta el sábado a la noche se ganaba la vida como ayudante de albañil. Graciela contó que el muchacho no tenía roce con su familia. "El es un pibe que no se dejaba conocer. Venía a mi casa, dejaba a Tamara y se iba. No teníamos una relación de familia pero él siempre estaba arriba de ella. Si ella tenía un cumpleaños de parte de él, estaban juntos. Si era al revés, ella venía sola. Era como que se alejaba de nosotros. Yo conocía a mi hija y cuando ella llegó al cumpleaños el sábado me di cuenta que no estaba bien. Cuando llegó le dije que la amaba, porque siempre se lo decía. Y le comente: «Cuando venía lo crucé a Fernando y se iba como enojado. ¿Por qué es tan antisocial con nuestra familia?» Y ella me contestó: «Bueno mami...es así». Y pasó. Le pregunté: «¿Vos estuviste llorando?» Me dijo que no, que no se sentía bien porque había empezado a tomar la medicación", explicó. "Yo no sabía que tuvieran armas en la casa", recalcó Graciela.

Una corta y dolorosa vida

Tamara tenía 18 años y un pequeño hijo de un año y medio llamado Ciro. Desde hacía dos años estaba de novia con quien sería el padre de su hijo: Fernando, de 21 años. Luego de vivir una temporada en la casa de sus suegros, la joven recibió de su madre la casa de barrio La Esperanza de Villa Gobernador Gálvez en la que vivió hasta el sábado a la noche y que fue escenario del crimen.

Según se pudo reconstruir, Tamara y su pequeño hijo fueron el sábado a la tarde a un cumpleaños en un salón de fiestas. Alrededor de las 21.20, Fernando pasó a buscar a la chica en una moto y 40 minutos más tarde la muchacha agonizaba, tras recibir un balazo en el estómago, en su casa de Alvear 3268.

En un primer momento Fernando declaró que fue a buscar a su pareja y que desde las inmediaciones del salón de fiestas dos personas encapuchadas los siguieron en otra moto. Cuando estaba ingresando el rodado a su casa escuchó una detonación y al salir a la vereda encontró a Tamara con un disparo en el tórax. Entonces llamó a su padre y con él la trasladaron al Hospital Anselmo Gamen.

"La verdad es que no termino de entender cosas que hizo la familia de él. Cuando pasó lo de Tamara llamaron a mi tía, que vive en el Camino a Gargill, no me llamaron a mí. Eso fue a las 22.06 y Tamara del cumpleaños se había ido a las 21.20. l la fue a buscar con la moto. Del salón de cumpleaños a su casa no tenían más de 10 minutos o 15. Así que todo pasó en menos de media hora", reflexionó Graciela.

"Sus vecinos contaron que todo fue muy confuso. Si vos tenés a una persona herida vas a llamar primero a la ambulancia o al 911 pero él llamó a su papá y a su mamá. A la ambulancia la llamó un vecino", recordó la mujer con todo el dolor reflejado en su rostro.

"Él (Fernando) dijo que dispararon desde la esquina. Pero donde vivía Tamara es un lugar chico, hay cuatro vecinos nomás. Después no hay nada, es todo zona de quintas. Hay una señora que estaba planchando, mirando hacia la calle. Ella contó que los vio llegar en la moto porque él la fue a buscar al cumpleaños. Que entraron y no vio que nadie pasara tirando tiros. Los vecinos dicen que se escuchó un sólo disparo y que él empezó a pedir ayuda cuando todos se empezaron a asomar para ver qué había pasado. Tamara tenía una herida en la boca del estómago", recordó Graciela.

"Después de lo que pasó (la muerte de Tamara) la familia de Fernando se abrió. Creo que los papás de él tendrían que estar acá, acompañándonos. Me enteré que después de todo lo que pasó la madre de Fernando estuvo un rato largo en la casa de mi hija. ¿Qué estuvo haciendo? El arma la encontraron afuera de la casa porque él hizo varios movimientos. Llamó a su familia para que lo ayudara. Eso fue lo que nos contaron las vecinos", agregó la mujer. "El celular que encontraron es el que usaba siempre el nene para jugar. El que ella usaba, cuando no se lo rompía él, no apareció. Y el chip tampoco", aportó un familiar de Tamara.