La Policía volvió a peritar la casa de uno de los detenidos y se complica su situación.

La investigación por el crimen de Anahí Benítez sigue sumando pruebas. Esta vez, la Policía encontró un collar de la víctima, manchas de sangre y pastillas de naftalina en la casa de Marcos Bazán, el primer sospechoso por el asesinato de la adolescente de 16 años y se complica todavía más su situación.

Efectivos de la Policía Federal, de la Bonaerense y un grupo de peritos llegaron en las últimas horas por quinta vez a la casa que el detenido ocupaba dentro de la Reserva Santa Catalina, a pocos metros del lugar donde apareció el cuerpo de Anahí.

El elemento más importante que consiguieron fue un collar de la víctima que habitualmente usaba con una llave colgando y que ya fue reconocido por sus familiares y amigos. Ahí descubrieron que la llave en cuestión abría uno de los galpones ubicados en el patio de la casa de Bazán, lo que refuerza la hipótesis de que la joven conocía el lugar.

Pero no fue la única sorpresa que se llevaron los investigadores. También encontraron manchas de sangre en la cama del detenido y, el dato más curioso, secuestraron pastillas de naftalina que guardaba dentro de distintos muebles. Se trataría de una prueba importante ya que los informes médicos realizados sobre el cuerpo de Anahí revelaron que había restos de esa sustancia en su torrente sanguíneo.

Bazán se encuentra detenido y procesado por homicidio triplemente agravado. El otro sospechoso es Marcelo Villalba, quien está acusado del secuestro y la violación de Anahí.