Jacquelinen Chumbita, de 19 años, sigue internada después del duro entrenamiento. Uno de sus compañeros murió.

Su sueño se convirtió en una pesadilla. Jacquelinen Chumbita, de 19 años, quedó internada en el Hospital Vera Barros de La Rioja después de haber sufrido una seguidilla de torturas durante el entrenamiento de la Escuela de Policía local. Desde una cama, y con la esperanza de lograr vestir el "uniforme azul", la joven reveló los detalles de ese "baile", que provocó la muerte de uno de sus compañeros y más de 10 aspirantes heridos.
El pasado 5 de febrero fue un día muy esperado. Ella esta muy ilusionada, ya que desde que se anotó en la institución no había parado de estudiar. Su esfuerzo no había sido en vano: se sacó un 9,98 en el examen teórico. Con esa instancia aprobada, logró entrar a la fase de instrucción. Pero estaba muy lejos de ser como se lo imaginaba.

La comisaría que recibió a la nueva camada de aspirantes, Adriana Rodríguez, lo primero que les dijo fue que ya no eran dueños de nada. "Ni de pedir agua, ni de hablar, ni de mirarlos", recordó Chumbita en diálogo con Clarín. Esa oficial hoy está detenida.
El calvario recién empezaba. "Primero estuvimos dos horas al sol. Después nos hicieron cambiar, nos daban solo cinco segundos", explicó. Ya vestidos, empezaba el entrenamiento. "Nos tenían dos horas con los ejercicios. Cuerpo a tierra, arriba, cuerpo a tierra, arriba. Teníamos solo dos minutos para desayunar. Y después seguíamos", agregó.

Las altas temperaturas, que alcanzaron los 40 grados de sensación térmica, fueron su principal enemigo. En la cancha de básquet, bautizada como "La Sartén", el suelo ardía. Cuando los primeros aspirantes se descompusieron, no hubo reparos de los oficiales. "Déjenlos que se mueran, están haciendo acting", decían. La joven remarcó que si ellos intentaban ayudarlos, recibían la amenaza de ser dados de baja.

"Teníamos mucha sed y nos hicieron trotar alrededor de la pileta de agua sucia, sabiendo que íbamos a tomar. Había sapos, estaba verde", describió Chumbita.

Pero las torturas no solo estaban enfocadas en su físico, sino también en lo emocional. "Cuando salí de bañarme, me habían escondido el bolso. Me rompieron la camisa. A varios nos hicieron eso", contó la joven, que además resaltó su miedo de no poder seguir con el entrenamiento sin su uniforme.
Cuando su mamá, Graciela, la vio llegar a su casa intentó frenarla. Se había dado cuenta que algo había pasado: su hija tenía las piernas moradas, quemaduras, la cara pálida y estaba desesperada por tomar agua. "No le hice caso y volvía la escuela. Ahí empezó otra vez la tortura. Le avisé a una instructora que me estaba por descomponer y me dijo que estaba mintiendo", aseguró la estudiante, que ya no podía aguantar el calor.

Ya tirada en el suelo e inconsciente, uno de los oficiales -también detenido- se dirigió al resto de sus compañeros: "Déjenla que se muera, tírenla a un costado que va a ser una menos". Un grupo de cadetes, de segundo y tercer año, la llevaron al baño y allí le hicieron firmar un papel. Más tarde, Chumbita se enteró que era su baja. Pero el gobernador, Sergio Casas, le prometió que no tendrían en cuenta esa documentación y que podía regresar a la Escuela cuando ya esté recuperada.

Ese día, el cuerpo de la aspirante colapsó. Pálida y con pérdida de conocimiento, una de sus compañeras la llevó al hospital, en donde hoy sigue internada. Al despertarse el martes pasado, se enteró que Emanuel Garay estaba grave. "Tuve una deshidratación aguda, todavía tengo suero y de a poco me empezaron a funcionar los riñones. Recién el viernes quizás me den el alta", indicó la joven.