La joven también fue secuestrada y abusada por los acusados. Lo denunció, hubo sentencia pero nunca fue preso.

Aldana y Andrea convivieron durante varios meses en el domicilio de la calle Güemes al 3.700 de Bahia Blanca sin saber la una de la otra. La primera estaba encerrada en una habitación y la otra atada en un patio. El calvario duró meses hasta que una de ellas pudo escapar y denunciar a los integrantes del “Clan Benítez”, que esta mañana tendrán que declarar en la causa por violación, privación ilegal de la libertad, tentativa de femicidio y reducción a la servidumbre. Mientras tanto, se conoció el testimonio de otra víctima de "La casa del horror".

Se trata de Belén Giménez, quien tuvo una relación con el mayor de los hermanos, Fernando Benítez. Se conocieron una noche en un boliche, en poco tiempo él le propuso que se mudara a su casa y durante la primera semana de convivencia le pegó la primera cachetada. Después de eso, la tuvo encerrada en su habitación.
"No me dejaba salir ni siquiera para ir al baño", contó Belén a TN. El motivo, dijo, eran los celos enfermizos que tenía de todo y de todos. "Él pensaba que yo me iba a enamorar de sus amigos o de alguien que viera en la televisión", agregó. Al principio la chica trató de resistirse al maltrato, pero demasiado pronto entendió el peligro que corría.

"Una noche me dijo que no durmiera porque me iba a matar", recordó con la mirada apagada, casi con vergüenza. "Esa noche no dormí", explicó y añadió: "Estuve toda la noche con los ojos abiertos y con su mano agarrándome el brazo".

Benítez la drogaba para violarla, la amenazaba y también le pegaba. "Estaba llena de sangre y lo llamaba al perro para que me mordiera la cabeza", relató. Hasta que un día su captor tuvo que salir para hacer un trámite y le pidió a la madre que lo acompañara. La dejaron sola y no se dieron cuenta de que la puerta había quedado abierta. Así Belén pudo escapar corriendo de ese infierno del que, aseguró, tanto el hermano de Fernando como su mamá, María Esther Llanos, eran cómplices.
La joven hizo la denuncia y el juicio duró tres años. Finalmente lo declararon culpable y lo sentenciaron a 8 meses, pero no pasó ni un solo minuto dentro de la prisión. Estaba en su casa y solo debía acercarse periódicamente a los tribunales para firmar un papel. "Lamento mucho lo que le pasó a esas chicas", dijo Belén ya sin poder contener las lágrimas. "Sé que podría haber terminado como ellas".