Fue en Olavarría. A los tres les disparó en la cabeza. Después los roció con nafta y prendió fuego la vivienda.


Lo que hasta hace unos días se pensaba que era un incendio terminó con un giro inesperado: un triple crimen que conmociona a la ciudad bonaerense de Olavarría. Un hombre fue acusado de haber asesinado a su mujer y sus dos hijos, tras haberles disparado primero y, después, haber prendido fuego la casa donde vivían para simular un accidente, donde también murió.

Las víctimas fueron identificadas como Verónica Montenegro, de 31 años, Ezequiel Ríos, de 8, y Jazmín Ríos, de 11, mientras que el imputado era Edgardo Ríos, de 48, cuyo hermano Hugo, de 40, quedó aprehendido por el "encubrimiento" de los homicidios, informó Télam.

El viernes pasado la mujer y sus hijos fueron encontrados carbonizados en su casa de la calle Antonio Pelegrino al 1400, de Olavarría. Los tres cuerpos estaban en sus habitaciones, de acuerdo al testimonio de los bomberos que fueron a apagar el fuego. La situación fue muy peligrosa porque hubo partes del inmueble que se derrumbaron.
Ríos sobrevivió, en un primer momento. Su hermano lo llevó al Hospital Municipal de Olavarría Héctor Cura, donde estuvo internado en grave estado en la terapia intensiva del centro de salud. Con el 65 por ciento del cuerpo quemado, no se pudo recuperar de las heridas y murió en la tarde del domingo.

La primera declaración que alcanzó a dar a su hermano fue que el fuego ocurrió luego de la explosión del tubo de GNC de un auto Ford Falcon celeste. Pero la Justicia no lo creyó. La fiscal Viviana Beytía, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) descentralizada 10 de Olavarría, caratuló la causa como "averiguación causales de muerte".

La autopsia a las víctimas fueron claves. Montenegro fue asesinada de un tiro en la nuca, su hijo de uno en la frente y su hija de tres en el pecho. Al comprobar el múltiple crimen, la funcionaria judicial ordenó acusar a Ríos de "homicidio agravado".

 

De acuerdo a la sospecha de los investigadores, Ríos le disparó a su mujer y a sus hijos mientras dormían, roció a los tres con nafta y prendió fuego todo. En la casa, además, funcionaba un taller mecánico, lo que sirvió de excusa para montar la supuesta escena del accidente.

El hermano de Ríos tiene una situación comprometida con el caso, ya que fue el único en declarar. Los policías sospecharon de su relato: dijo que escuchó la explosión desde su casa, a unas 30 cuadras del lugar del incendio. Según lo que contó, cuando llegó vio a su hermano quemado y en estado de shock.

Pero la principal complicación judicial del hombre tuvo que ver con su actitud cuando los oficiales fueron a su casa. En ese mismo momento intentó descartar una carabina calibre 22 en un pastizal, que posteriormente fue secuestrada. Se cree que las balas de esa arma fueron las que mataron a Montenegro y los nenes y por eso se ordenó un peritaje balístico. También le retuvieron cinco teléfonos celulares de diferentes marcas.