“La Policía está desquiciada con nosotros. Reclamamos un tratamiento civilizado. Somos parte de la sociedad”, pidió Luis, miembro de la comunidad mocoví que vive con su familia en barrio Toba después de que por enésima vez denunciaran un caso de represión policial.

 

“La Policía está desquiciada con nosotros. Reclamamos un tratamiento civilizado. Somos parte de la sociedad”, pidió Luis, miembro de la comunidad mocoví que vive con su familia en barrio Toba después de que por enésima vez denunciaran un caso de represión policial.

“La Policía está desquiciada con nosotros. Reclamamos un tratamiento civilizado. Somos parte de la sociedad”, pidió Luis, miembro de la comunidad mocoví que vive con su familia en barrio Toba después de que por enésima vez denunciaran un caso de represión policial. En esta oportunidad la víctima fue Ricardo, de 22 años, y sobrino de Luis. Según contó, el sábado a las 9.30 el joven estaba con unos amigos en la esquina de Magallanes y Aborígenes Argentinos cuando un patrullero llegó con intención de sacarlos. Siempre según familiares de Ricardo, un agente se bajó y le apuntó con el arma en la cabeza. Ricardo se quiso cubrir y recibió varios disparos: uno en la mano y otros en la cabeza. Herido corrió hasta la casa del tío y fue capturado por los uniformados. Fue trasladado primero a la comisaría 19ª y luego al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca), donde, al cierre de esta edición, permanecía con graves lesiones. La familia contó que le iniciaron una causa por resistencia a la autoridad y que aún después de arrestarlo los agentes lo golpearon. Hoy harán la denuncia en el Ministerio Público de Acusación.

En detalle

Según el tío, Ricardo vive con su madre y cinco hermanos en barrio Toba. Hace trabajos de carpintería y es ayudante de cocina en un comedor comunitario. El sábado a las 9.30 estaba con unos amigos en la esquina de Magallanes y Aborígenes Argentinos. Un patrullero se acercó para separar una pelea entre chicas del grupo donde estaba Ricardo. “Los policías (un hombre y una mujer) se bajaron del móvil. Cuando los chicos se estaban yendo, uno de los uniformados volvió al patrullero y tomó una escopeta con la que comenzó a disparar”, narró Luis, que preside la asociación civil Mocoví Manantial. En ese momento, Ricardo soltó el envase de vino que tenía en una mano y el de la gaseosa que tenía en la otra para cubrirse el rostro. El tiro impactó en la mano derecha y algunos perdigones dieron en la cabeza.

“El policía estaba desquiciado. No hay motivo para actuar de esa manera. Eran las 9.30 de la mañana y había docenas de vecinos mirando”, señaló Luis, que vive a 20 metros de la esquina en donde ocurrió el hecho. Según explicó, Ricardo entró corriendo a su casa. Lo siguieron otros uniformados que se lo llevaron detenido a la comisaría 19ª por resistencia a la autoridad. Allí, siempre según los familiares, lo golpearon y horas después lo llevaron al Heca, donde lo dejaron esposado hasta la noche del sábado.

Sin antecedentes

Luis insiste en que Ricardo es un chico tranquilo, no tiene antecedentes penales y puede ser por momentos un tanto parco, lejos de alguien que resistiría a la autoridad. “Está conciente, pero dolorido y preocupado por su mano. Casi se la amputan. Hace changas como carpintero y tiene miedo de no poder trabajar”, explicó el hombre y agregó: “En el Heca lo pusieron en un rincón donde esperó como dos horas hasta que lo atendieron”.

De punto

Desde la comunidad mocoví denunciaron que no es la primera vez que reciben abusos de parte del personal policial. Luis lo vivió en carne propia. Hace meses fue detenido junto con su esposa por defender a un grupo de jóvenes a los que la Policía se había acercado a reprimir. “Viene pasando en los barrios. Especialmente en las comunidades originarias. La Policía tiene un accionar terrible. Simplemente sale a tirar tiros. No tenemos que permitir que haya un abuso de autoridad de tal manera”, cuestionó Luis.

“Hoy le toca a mi sobrino, mañana le puede tocar al hijo de cualquiera. Hay un tratamiento brutal hacia la comunidad. Somos oriundos del norte del país, pero nuestros chicos nacieron y se criaron acá. No es sólo defender la raíz originaria, sino que reclamamos un tratamiento civilizado”, concluyó el referente mocoví. En contraste, Luis destacó el acompañamiento que reciben de la Secretaría de Derechos Humanos de la Municipalidad de Rosario.

Hoy Luis realizará la denuncia en el Ministerio Público de Acusación.

Fuente: elciudadanoweb.com