Reflexionando sobre la Odisea de todos los años, la paritaria docente, las versiones del gobierno y los supuestos imaginarios de la sociedad, llegué a la conclusión de que no merezco un sueldo digno, porque soy una chanta. Estafo al Estado, a mi me pagan para dar clases de Matemática, y en cambio yo en muchas oportunidades, dejo la clase de lado, para hablar del respeto hacia los pares, de tolerancia, para separar a dos en medio de una pelea, suelo tomar 20 min de la clase para lograr un espacio propicio para el aprendizaje; por favor hagan silencio, no se escupan, no se tiren las cosas, no se griten, no se peleen, dejá de saltar en el banco, o debo salir del curso a buscar por la escuela los que no entraron al aula al escuchar el timbre de finalización del recreo, o veo un estudiante llorando y dejo la clase para saber qué le pasa, suelo tomarme unos minutos en invierno para buscar objetos con los cuales tapar las ventanas que fueron rotas por los estudiantes para que no pasen frío, a veces nos ponemos hablar del flagelo de las drogas, de lo que implica el embarazo adolescente, de que son capaces de revertir su vida estudiando, de ser responsables con las elecciones que hacen en la vida, de demorarme para sacarles las fotocopias y llevárselas porque se que no lo hacen ellos, de llegar muy cansada al trabajo porque la noche anterior me quedé en la madrugada planificando, buscando actividades para ellos y corrigiéndoles a los que no las entregaron a tiempo, en vez de hacerlo durante las horas que me pagan y así llegar en estado óptimo al trabajo, de quejarme por tener que comprar lápices, lapiceras, cuadernos para que algunos tengan donde realizar sus tareas, de robarle tiempo a la clase de Matemática y Física y a ustedes papás para hablar del rendimiento y conducta de sus hijos, de perder tiempo sentándome con los que no quieren hacer nada y hablarles de que todo esfuerzo tiene su recompensa, de que son capaces de lograr lo que se propongan, por hablarle sobre los valores, el respeto a la vida propia y ajena, de la higiene personal, de cuidar el espacio donde estudian, de respetar a sus padres, de valorar el esfuerzo que hacen estos para mandarlos a la escuela…. entre otras cosas…
Y si, la verdad que soy una chanta, porque no es para lo que me pagan y no es para lo que estudié, y así obvio que no voy a llegar con la planificación a fin de año, y que hay contenidos que no voy a alcanzar a dar porque tomé la mala decisión de priorizar enseñar el valor de la vida en determinadas situaciones, antes que el Trinomio Cuadrado Perfecto o la Ley de Newton.
Los padres tienen razón, deberíamos dejar de quitarles el trabajo a ellos y dedicarnos a dar clases de los espacios curriculares que nos competen, porque si no los chicos no aprenden nada en la escuela.
Y el gobierno también tiene razón, ¿qué es eso de andar reclamando un sueldo digno?, está perfecto que un docente que recién se inicia cobre de bolsillo $ 9.600, porque así no pierdo tiempo en decirles a mis estudiantes que sigan estudiando , si una empleada doméstica (sin desmerecer su trabajo) cobra $ 7.756, por una diferencia de $ 1.844, no vale la pena estudiar 4 años, llevarse tanto trabajo a casa, renegar con 30 hijos ajenos, poner plata del bolsillo para insumos que el gobierno no da a las escuelas, y encima después de recibida seguir estudiando para capacitarse , para juntar los miserables puntos que necesitan para que después de largos 10 años pueda ser titular.
Si a fin de cuenta, en que contribuye un docente en el aula, para la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer la defensa común, promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino….
Escrito por una compañera docente.