Fue el unánime reclamo de familiares y allegados a Emanuel Medina y David Campos, emboscados por ese número de agentes tras una oscura persecución.

Eran muchos y un solo grito: "No al gatillo fácil. A los 19 los queremos presos". Familiares, amigos, compañeros de trabajo, "amigos de toda la vida", de Emanuel Medina y David Ezequiel Campos marcharon ayer a la tarde para pedir justicia por la ejecución de ambos muchachos a manos de policías tras una oscura persecución. Eran unas 300 personas las que se juntaron en bulevar Oroño y Arijón, desde donde caminaron hasta la Jefatura de la Unidad Regional II, en Ovidio Lagos al 5200, portando pancartas con los rostros de las víctimas y velas encendidas en su recuerdo. En el trayecto pasaron por Callao al 5700, lugar en que el cual los dos jóvenes fueron acribillados por balas oficiales el viernes anterior. Allí, junto al árbol en el que se estrelló el auto en el que iban, dejaron algunas de esas velas. Y por un momento, el pie del árbol fue una tumba. El silencio lo rompió la madre David: "¿Dónde estás hijo? ¿Cómo sigo? ¿Cómo te espero todas las tardes?", dijo sumida en el llanto.

Media hora a la carrera

Todo pasó el viernes 23 de junio cerca del mediodía. Entonces David y Emanuel volvían a sus hogares en el flamante Volskwagen Up del primero de ellos tras pasar "una noche de fiesta con amigas", según dijo Juana, la madre de David. Cuando iban por avenida Grandoli y Gutiérrez un retén policial los quiso detener bajo el supuesto pretexto de identificarlos. Nadie sabe por qué, los muchachos se asustaron y emprendieron una loca carrera. La policía salió tras ellos por las calles del sur de la ciudad y comenzaron a dispararles desde las patrullas.

Cuando llegaron a Callao al 5700, el pequeño Volkswagen Up gris fue chocado desde atrás por una chata policial, Emanuel perdió el control del volante y estrelló el vehículo contra un árbol. Enseguida los policías bajaron de chatas, motos y patrulleros, rodearon el vehículo y acrribillaron a sus ocupantes: Medina recibió al menos nueve tiros; Campos otros cinco. Ayer, en medio de la marcha, Eduardo Germán, hermano de David recordó lo que le dijo el fiscal Adrián Spelta: "Me aseguró que no habían existido disparos desde el interior del auto donde estaba mi hermano, los acribillaron".

Cuando la marcha llegó a Jefatura se vivió una situación tensa. La gente se topó con un grupo de efectivos que volvía de cubrir las guardias del mediático casamiento de Lionel Messi, festejado a sólo 14 cuadras de donde ocurrió el doble homicidio. Los insultos arreciaron pero de manera pacífica el hermano de Diego Campos dispersó a quienes pretendían acercarse a los uniformados y enfiló la caravana.

A lo largo del recorrido los testimonios fueron desde el desgarro a la anécdota. "Fue un fusilamiento", dijo sin tapujos Germán, el hermano de Diego. "Nadie se acercó a mi familia, ni el ministro Pullaro, ni el jefe de policía ni nadie. No nos cuidan y encima los policías andan por la zona de Callao y Arijón para amedrentar a los posibles testigos. Les dicen «de acá nadie habla», y la gente tiene miedo. Le pido al fiscal que sea él quien garantice la seguridad de los testigos." En ese sentido, Spelta aseguró ayer que se mantendrán bajo confidencialidad los testimonios que se brinden y que es la Policía Federal la que está recabando datos en el barrio.

"A mi hermano lo mataron 19 delincuentes que salieron a cazar, que ese día tenían ganas de matar", agregó Campos. "Hay uno que volvía de tener carpeta médica y entre todos vaciaron tres cargadores sobre dos pibes desarmados. El auto lo destrozaron igual que destrozaron a mi hermano. Además le plantaron dos armas viejas y el fiscal tardó más de una hora. Tuvieron una hora y media para disfrazar la escena".

Una vida juntos

Luis Medina, el padre de Emanuel, no paró de recibir saludos mientras caminaba. "Todo el barrio, allá en Roma y Lituania, todos querían a Ema y a David. Ellos se conocían desde hace 10 años. ¿Por qué corrieron? ¿Por qué no pararon cuándo los pararon los milicos? No lo sé. Dicen que habían tomado y que en el auto tenían la música alta", se cuestionó.

"Mi hijo no era pistolero. Tuvo broncas con la Justicia pero hace cuatro años que trabajaba en un comercio del centro. Tenía una hija de 5 años y era un pibe bueno", aseguró Medina. Y contó que su mujer "no duerme, llora y no sabe qué hacer. Quiero la pena máxima para los asesinos".

Una chica que marchó en silencio, como aislada, contó: "De Ema qué puedo decir, nos criamos juntos. Era rebelde, un personaje. Una vez, cuando teníamos 8 años, chamuyó a unos pibes del barrio, les sacó los ahorros y me dio la plata a mí para que comprara los útiles para la escuela porque mi papá no tenía plata", recordó. Eso pasó hace 24 años.

El fiscal Adrián Spelta, por su parte, dijo a La Capital que ya se enviaron las pruebas de dermotest, las armas de los 19 efectivos que participaron del hecho, partes del vehículo de las víctimas y otros objetos a pertitar en un laboratorio que la Policía Federal tiene en Salta. "Estamos haciendo lo que nos indica el Protocolo de Minessota sobre estos casos e investigaremos hasta el final. Las dos armas que encontramos junto a las víctimas tienen más de 50 años y eso es todo un indicio", aseguró el funcionario.

En tanto, desde la Multisectorial contra la Violencia Intitucional solicitaron "a la Fiscalía el pedido de detención de los policías para evitar que entorpezcan las investigaciones y se profuguen".