Mañana vence el plazo impuesto por el gobierno de Rajoy para que Puigdemont defina si declaró o no la independencia

Unas 200.000 personas se manifestaron en Barcelona ayer por la noche contra el encarcelamiento de dos influyentes líderes independentistas acusados de sedición por la Justicia, en medio de una crisis enquistada entre el gobierno regional y el central. Al grito de "independencia", y portando velas, la multitud marchó por el centro de la ciudad para reclamar la liberación de Jordi Cuixart y Jordi Sánchez, de las organizaciones Omnium Cultural y Asamblea Nacional Catalana y encarcelados bajo cargos de sedición.
En el frente judicial, el Tribunal Constitucional anuló definitivamente la ley catalana por la que se convocó el referéndum de independencia del 1º de octubre, momento en que se desbocaron los acontecimientos que han sumido a España en su peor crisis política de los últimos 40 años.

La manifestación de anoche culminó una jornada de movilizaciones. A mediodía, miles de empleados abandonaron sus puestos de trabajo en Barcelona y otras localidades catalanas para exigir en silencio "la liberación de los presos políticos". Antes, al mediodía, en la plaza barcelonesa de Sant Jaume, el presidente catalán Carles Puigdemont y parte de su gobierno se unieron a los manifestantes, que gritaban "libertad", "independencia" y "la represión no es la solución". El ayuntamiento de Barcelona suspendió actividades hasta mañana "en solidaridad" con los detenidos, anunció la alcaldesa Ada Colau.

Las próximas 48 horas podrían ser cruciales para el futuro del conflicto entre los ejecutivos de Madrid y Barcelona, que llevó al primero a rebajar las previsiones de crecimiento económico para 2018, de 2,6 por ciento a 2,3 por ciento. Omnium y ANC convocaron una gran manifestación el sábado en la ciudad. En el plano económico, ayer se supo que 691 empresas trasladaron sus sedes sociales de Cataluña en octubre.