La canciller alemana comenzó este domingo la primera jornada oficial de reuniones con el Partido Socialdemócrata que se extenderán hasta el jueves. Definirán si es viable una nueva gran coalición de gobierno, a más de tres meses de los comicios realizados el 24 de septiembre

La canciller alemana, Angela Merkel, inició este domingo la primera jornada oficial de reuniones con el Partido Socialdemócrata (SPD) que se extenderán hasta el jueves y en las que se definirá si es viable una nueva gran coalición de gobierno, a más de tres meses de los comicios realizados el 24 de septiembre.

"Creo que podemos lograrlo", aseguró la canciller en su segundo intento de formar gobierno, después de fracasar las conversaciones que mantuvo durante casi cinco semanas con liberales y verdes.

Para evitar que las negociaciones se prolonguen, debido a que nunca antes Alemania tuvo tanto tiempo un gabinete en funciones sin respaldo parlamentario, Merkel y el líder socialdemócrata Martin Schulz se dieron plazo hasta el jueves para ver si las conversaciones llegan a buen puerto.

El viernes 12, conservadores y socialdemócratas deberán determinar si ven opciones reales de comenzar a negociar oficialmente un posible programa de gobierno conjunto o si dan por el proceso por enterrado.
Las primeras reuniones con los socialdemócratas, con los que gobernó durante su tercer mandato, tienen lugar este domingo a la mañana en la sede del SPD en Berlín.

"No trazamos ninguna línea roja, pero queremos muchas políticas rojas", señaló Schulz en una breve declaración ante los medios en referencia al color con el que se identifica su partido, y garantizó que trabajarán con actitud "constructiva y abierta", recogieron las agencias de noticias DPA y EFE.

Merkel subrayó que el objetivo y el encargo de los electores es que el país, en cinco o 10 años, siga disfrutando de bienestar, seguridad y democracia e insistió en la necesidad de un gobierno "estable" ante los desafíos que afronta Alemania tanto en el interior como en la política exterior y europea.

Schulz, que tras protagonizar en septiembre el peor resultado electoral del SPD en su historia anunció el pase a la oposición de su partido, se vio forzado a abrirse al diálogo, hizo también hincapié en los "grandes retos", pero destacó que "un nuevo tiempo necesita una nueva política".

Apostó también así por renovar la solidaridad y la cohesión en el país y destacó áreas claves de trabajo, como la educación, la inversión en vivienda e infraestructuras o la atención a la dependencia.

Junto a Merkel y Schulz, y sus respectivos equipos, participa en las negociaciones Horst Seehofer, líder de la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), partido aliado con la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la canciller, que en los últimos días exigió un endurecimiento de la política de refugiados que podría dificultar las negociaciones.

El dirigente bávaro afirmó que acude con "el mejor de los espíritus" a la reuniones porque el encargo de los electores es claro: "debemos ponernos de acuerdo".

"Debemos hablar menos y trabajar más", señaló para evitar comentar en público discrepancias con los socialdemócratas, con quienes los conservadores acordaron celebrar las negociaciones sin declaraciones sobre su contenido.

Según una encuesta publicada hoy por el diario Bild, el 53 % de los alemanes cree en el acuerdo y el 54 % estima que una nueva gran coalición será buena para el país.

La creación de un seguro de salud único, la reagrupación familiar de refugiados con estatus temporal y la reforma del sistema de pensiones aparecen como los temas más espinosos, susceptibles de truncar un posible pacto de Gobierno, sobre todo debido a la diferencia de posturas que mantienen la CSU y el SPD.

No obstante, si las conversaciones prosperan, el nuevo Ejecutivo alemán podría alumbrar recién en marzo o abril, ya que los socialdemócratas deben refrendar el acuerdo en un congreso extraordinario y más adelante en una consulta con sus más de 400.000 militantes.