El hombre intentó explicar el calvario que le hizo vivir a su familia en Mar del Plata. "Se me fue todo de las manos", dijo.

Un hombre mantuvo cautivos a su esposa y a su hijo autista durante todo un año. La historia parece salida de un guión de ciencia ficción, pero no pasó por la pantalla grande. Todo sucedió en una casa ubicada en la calle Los Naranjos al 4000, en la ciudad bonaerense de Mar del Plata. Los dos estaban encerrados en una jaula y el carcelero era su esposo, Edgardo Oviedo, que esta semana finalmente se sentó en el banquillo de los acusados.

"Se me fue todo de las manos", declaró ante el Juez y pretendió así darle una explicación al infierno en el que había mantenido cautivos al chico de 30 años y a su esposa, con problemas psiquiátricos, hasta el 2015, cuando lo descubrieron. Sus otros dos hijos vivían en la misma cuadra y conocían lo que pasaba puertas adentro, pero tenían miedo de denunciarlo.
El día que amenazó a uno de sus nietos fue el día que terminó de cruzar todos los límites. Ese fue el desencadenante para que uno de sus hijos se animara por fin a llevar el caso a la policía. A partir de ahí, la investigación y su posterior detención, con prisión preventiva hasta ahora.