Sigiloso, imparable y devastador. Así se describe al Sistema Oceánico Multipropósito Status-6, un arma nuclear rusa en fase de desarrollo que preocupa a Estados Unidos.

 

 

En su Revisión de la Postura Nuclear (NPR, por su sigla en inglés) difundida el 2 de febrero, el Departamento de Defensa lo incluyó como una de las amenazas por las que EE.UU. debe modernizar su arsenal atómico.

Donald Trump cree que el país está siendo alcanzado por sus grandes competidores, Rusia y China, a causa de lo que considera años de abandono de la era Obama.

La NPR, que marca la hoja de ruta del gobierno en materia de armamento disuasorio, lo caracteriza como "un nuevo torpedo intercontinental autónomo y submarino, de combustible y armamento nuclear".

 

Rossikaya Gazeta, el diario oficial del gobierno ruso, lo bautizó como el "artefacto del día del juicio final".

 

 

El Status-6 está concebido como un vehículo autónomo capaz de atravesar el océano Pacífico y lanzar un mortífero ataque radiactivo sobre la costa oeste de Estados Unidos.

Dotado para inmersiones a tanta profundidad que resulta invisible a los sistemas de detección, la carga de Status-6 la formarían cabezas nucleares de alta potencia.

"Su detonación provocaría una enorme nube radiactiva", asegura a BBC Mundo Pavel Podvig, autor del blog Russian Forces.

El plan ruso es contar con lo que los expertos definen como "un arma de tercera oleada" definitiva.

Cuando tanto los misiles balísticos terrestres como submarinos hubieran sido neutralizados por un hipotético ataque enemigo, léase estadounidense, Status-6 tendría la capacidad de asestar una réplica atómica en terreno rival.

Debe ser lanzado desde un submarino apto para ello.

 

"Enormes daños"

 

Hans Kristensen, de la Federación de Científicos Americanos, señala que "Estados Unidos tiene capacidad para dar caza a los sumergibles enemigos, pero, una vez se lanza el torpedo, la historia es diferente".

"Si llegara a completarse un arma así, con toda seguridad, causaría enormes daños", afirma Podvig.

La duda es esa, si Status-6 será algún día realidad.

 

Pese a haber sido oficialmente reconocido como una amenaza por el Pentágono, los expertos encuentran muchas razones para el escepticismo.

"No está claro que vaya a estar nunca operativo", indica Podvig.

Estados Unidos y sus aliados supieron de los planes rusos para desarrollar el arma durante un encuentro del presidente ruso, Vladimir Putin, con sus generales en la ciudad de Sochi.

En imágenes difundidas por canales controlados por el Kremlin, se pudo ver brevemente un documento confidencial que uno de los militares mostraba a Putin. La lámina contenía dibujos y detalles del Status-6, diseñado por Rubin, una constructora de submarinos nucleares de San Petersburgo.

Pronto surgieron las especulaciones acerca de si la difusión de las imágenes había sido accidental o fruto de los deseos de Moscú de intimidar a potencias rivales.

Kristensen recuerda que "los rusos hacen a menudo estas cosas de mantener durante años programas de los que luego no sale nada".

Podvig dice: "No creo que vaya a estar nunca operativo en la manera en la que se lo ha descrito".