Tiros y un muerto en un hospital asignado a atender turistas en el evento que empìeza en agosto.

Cinco hombres fuertemente armados irrumpieron en un hospital de Río de Janeiro el domingo para liberar a un narcotraficante de 28 años que era tratado allí por un balazo, lo que desató un tiroteo con la policía que dejó un paciente muerto y un policía y una enfermera heridos. El ataque ocurrió en el Hospital Souza Aguiar, uno de los centros médicos recomendados a turistas que puedan requerir tratamiento de emergencia durante los próximos Juegos Olímpicos. Otros 15 pistoleros más permanecieron afuera durante el tiroteo y se informó que dos de los atacantes habían sido identificados. Agentes policiales señalan que se sienten vulnerables ante eventuales ataques por falta de recursos, y subrayan que los hospitales públicos no son aptos para admitir a detenidos y que es necesario tener instalaciones médicas especiales para estos casos. Souza Aguiar es uno de cinco hospitales asignados para tratar a turistas durante los Juegos Olímpicos de Río a partir del 5 de agosto y es el más cercano al célebre estadio Maracaná, lugar de la inauguración del evento deportivo. También está en la lista de centros médicos recomendados por la embajada estadounidense para turistas que asisten a las Olimpiadas.

La inseguridad no es el único tema que tiene en vilo a Río, cuyo gobierno declaró el "estado de calamidad financiera" el viernes debido a que los ingresos petroleros se desplomaron como consecuencia de los bajos precios del crudo. El objetivo del anuncio es lograr más libertad para manejar los escasos recursos en áreas como seguridad pública, atención médica y educación, mientras termina proyectos relacionados a las Olimpiadas y aumenta servicios turísticos. Tras la declaración, el estado de Río podría conseguir hasta 3.000 millones de reales (unos 840 millones de dólares) de fondos federales para avanzar en proyectos inconclusos, como la nueva línea de metro que debe llegar hasta el Parque Olímpico o el pago de horas extras a los policías que garantizarán la seguridad durante el evento. Los problemas económicos se suman a otras luces rojas -como el zika o la contaminación de las aguas donde se desarrollarán algunas pruebas olímpicas- que han provocado incluso que algunos sectores pongan en duda la conveniencia de celebrar los Juegos.